El camino del yoga es siempre fresco, siempre desafiante, siempre nuevo.
Recientemente me fui de vacaciones y me olvide de practicar, estaba tan inmersa en vivir y descubrir todo lo nuevo que estaba viviendo que olvide mi rutina, cuando me di cuenta, estaba distraída, aturdida, y como irritable, como que me había perdido a mi misma, y de pronto recordé las enseñanzas del yoga que me dicen, ¡obsérvate!, ¡observa el momento presente, ¡respira, y reconoce.! Y el solo hecho de darme ese momento de reconocerme me regreso a mí misma, y mi sensación cambio, es lo que trae la practica constante del yoga, que nos da la capacidad de reconocer cuando nos hemos olvidado de nosotros mismos, y entonces nos damos un momento para respirar conscientemente, para hacer una pausa, y verdaderamente estar presentes con lo que hay en ese momento.
Y ese acto de presencia, es mágico, convierte cualquier momento en algo único y valioso, el simple hecho de reconocer este momento y suavizarte dejarte sentir lo que hay, sin juicios, sin querer cambiar nada, sin pensar que debería ser de otra manera, eso nos trae paz, nos trae aceptación, nos trae libertad interna. Esto es lo que nos enseña el yoga, esa es una de las practicas mas importantes, la presencia. Y es así como nos sentimos completos, integrados para cualquier desafío que nos ponga la vida, desde ese lugar equilibrado, ecuánime, podemos siempre encontrar la mejor solución o la mejor opción para cualquier reto o desafío de nuestra vida.
A través de nuestras clases, de nuestras meditaciones, de los cantos de mantras y de tantas practicas maravillosas que el yoga nos ofrece vamos fortaleciendo nuestra presencia y entonces somos capaces de vivir con mas intensidad y con más plenitud cada momento.
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